Muchos vinos tienen una historia.

No todo el mundo tiene algo que decir.

Nuestro producto reivindica el oficio ancestral de la viticultura, rinde homenaje a la magia calcárea del territorio, evoca el sabor complejo y sincero de los vinos y cavas de siempre.

La finca:

Can Tutusaus

La finca está documentada desde 1349. En la actual masía de Can Tutusaus se inició la actividad vitivinícola en 1729, fecha de la copa donde hoy en día todavía fermentamos nuestros vinos negros, habiendo sufrido varias modificaciones.

Desde el siglo XVIII hasta nuestra llegada, a finales del siglo XX, la finca permaneció aletargada y en una calma que solo la naturaleza comprende. En 1986 nuestra familia decide dar un nuevo impulso y revive la esencia primitiva de Can Tutusaus, la cultura del vino.

Joan Badell i Badell, seducido por un mundo familiar y misterioso que le enamora, empieza a embotellar sus primeros vinos. Ha transmitido la pasión a la nueva generación, comprometida con el sueño de embotellar la tierra. El nuevo proyecto se lanzó en 2001.

VallDolina se identifica con el territorio con el objetivo de que nuestros vinos ofrezcan una expresión sensible del paisaje que nos rodea, con la idea de determinar las diferentes labores siguiendo el calendario lunar como hacían nuestros antepasados y al mismo tiempo aplicar los conceptos agrícolas lo más respetuosamente posible con el medio ambiente.

El nuestro

equipo

Somos Anna y Raimon, viticultores y enólogos.

Compartimos tiempo y visión, la libertad de aprender. Nuestra propuesta es elaborar vinos elegantes y frescos a partir de una viticultura ecológica empática, personalizada y sensible. El objetivo es reivindicar la artesanía local, recuperar todos los usos de la finca y dar un valor añadido al territorio. En este viaje, hemos aprendido que es necesario hablar de la historia y de la tierra, cómo escuchamos el latido del vino, cómo abrazamos el paisaje y cómo cuidamos este legado para que nuestros hijos tengan un futuro.

Con Josep al timón, hacemos posible que el trabajo sea siempre un esfuerzo de equipo. Nosotros tres somos los que embotellamos todo eso de la finca y nos dedicamos a escuchar a la naturaleza, a luchar contra los pantanos, a remitir pantanos y a quitar las uvas, a reinjertar, a recoger las especias y algunas setas, a hacer el vino, a atiborrar, a etiquetar y todo lo necesario para que el alma del vino la desarrolle el pueblo.

El entorno: el Massís

del Garraf

El Massís del Garraf es una gran masa caliza perteneciente al extremo sur de la Serra Litoral, delimitada por el mar Mediterráneo y las llanuras del Penedès. Es un paisaje de pequeñas turberas, valles profundos y laderas escarpadas.

La accidentada geografía hace que la viticultura se realice en pequeñas parcelas sobre suelos arcillo-calcáreos, lo que produce rendimientos bajos pero muy concentrados. En general, son suelos pobres en materia orgánica, poco profundos, con contenido variable de arcilla sobre un lecho rocoso calcáreo, con presencia de algunos fósiles y textura permeable pero con buena capacidad de retención de humedad.

El clima es típicamente mediterráneo templado; más de 300 días de sol al año, precipitaciones concentradas en primavera y a última hora de la tarde y veranos calurosos y secos. La proximidad al mar aporta una brisa húmeda y refrescante, la Marinada, que beneficia al vino atemperando y prolongando el ciclo de maduración de la raíz, favoreciendo la concentración de sacarosa y la maduración polifenólica.

Esta especificidad del territorio dota a los vinos de atributos específicos, permitiendo obtener vinos de la máxima calidad y un largo potencial de envejecimiento gracias a la elevada acidez que aporta el suelo como agente protector.

El origen de nuestro

nombre: VallDolina

Dolina: femenino. Geomorfología. Se trata de una depresión (cavidad, pozo o coágulo natural) que en superficie adopta una forma más o menos circular y cónica en profundidad que se produce en las regiones kársticas debido al proceso de carbonización de la caliza.

El nombre VallDolina toma esta especial formación geomórfica como signo distintivo de la ubicación de nuestra bodega, entre el macizo del Garraf y la sierra del Ordal, como referencia de identidad local y vinculada a la tierra que nutre nuestros vinos.

Nuestra

viña

Nuestros viñedos familiares están situados en el Macizo del Garraf y se caracterizan por suelos calcáreos poco profundos con un importante componente mineral, hecho que limita su producción. Este hecho identifica su origen.

Entendemos la viticultura como el arte de expresar las singularidades de un paisaje a través del vino.

El hecho de que cultivemos en suelos de secano hace que las parcelas sean pequeñas y que cada una de ellas sea un universo único, formando un mosaico de bancales y caminos, árboles y arbustos en este particular paisaje agroforestal. Practicamos la viticultura de secano y cultivamos de forma responsable para preservar el equilibrio y la biodiversidad.

En el suelo hacemos un par de labrados cada año como tarea necesaria para airearlo y evitar en lo posible la erosión, conscientes de estar influenciados por un clima mediterráneo donde los veranos suelen ser extremos.